Seguidores

13 oct 2014

Héroes de la imagen

Una vez dijo David Hooper "El marketing es tan importante como la música en sí misma. Una gran canción necesita ser escuchada", y no puede ser más cierto. Independientemente de la música que cada uno escuche, está claro que ha habido algo que la ha hecho llegar a nuestras manos, que ha hecho que tras grandes (o pequeñas) inversiones sea transmitida por la radio o poniéndonos más humildes, twitteada en 140 caracteres para que la impresión viral parezca más brutal:



Y es que no podemos evitar el hecho de querer publicitarnos continuamente (tanto en el ámbito personal como profesional), o mejor dicho, de querer vendernos explotando al máximo nuestras cualidades, dejando a un lado las carencias que nos acaban haciendo débiles frente a nuestro rival, al querer especializarnos en un solo campo o simplemente, desaprovechando las oportunidades.
En esta entrada me centraré en cómo se rehúye de la propia Industria Musical, por paradójico que sea, al expoliar al artista de su esencial relacionándolo con las empresas.
Pues bien, esta claro que en la ya nombrada Industria, o naces con talento o no existes (como ocurre en las empresas, como nexo directo), pero para ser sinceros, precisamente esto no es lo que buscan las discográficas. ¿Talento? ¿Para qué? Si ya se terminó con el debacle de los Beatles o la muerte de Ian Curtis y de Ziggy Stardust. Pero claro, usted le comenta esto a un joven cuya única ilusión es tocar el bajo en su grupo de post-punk/garage y le hunde en la mismísima miseria.
El ingenio, la agudeza musical se ha podrido. Y ahora para que una discográfica (empresa...) se fije en alguien no solo se necesita saber cuatro acordes y tener una voz medianamente melódica, aunque con sobrada actitud:

(Como todos sabemos ya, las burdas imitaciones de Oasis, Bob Dylan, etc. no llegan a triunfar del todo. Se busca innovación y originalidad natural, no prefabricaciones)

Sino que tiene que haber más, y aun así ese más nunca es suficiente. Aparte del talento, la perspicacia, la maldita capacidad para hacer letras en 5 minutos como el ilustrado Santi Balmes, es necesario una imagen. Pero ojo, señores, imagen sin talento muchas veces lleva al más puro fracaso, pero fracaso fracaso, de los malos.

Uno de los ejemplos del más soberbio e inmaculado marketing musical, siento si para unos menos que para otros, es David Bowie. Dejando atrás su capacidad innata, la puesta en escena, su porte, la particularidad de aludir a un alter ego (íntegramente novedoso en la época y que ahora artistas como Lady Gaga emulan, en su caso, con Joe Calderone), esa solidez para mover masas, su "marca" incondicional (el famoso rayo) y el que todos seamos héroes por un día, han hecho de este nativo de Brixton un icono hasta la actualidad, más allá de lo que pueda decir el señor Bob Lesfetz (pinche aquí para leer Los gurús del marketing musical, publicado por Xavi Sancho en El País). 





Aquí se han unido talento e imagen. Conceptos completamente diferentes pero en cierto sentido, dependientes. Que sí, que Rihanna puede tener una puesta en escena espectacular, pero no me la comparen con Beyonce, que ha hecho de ella misma la propia personificación del feminismo. En este caso, además de aunar talento e imagen, ha encontrado su propio posicionamiento, aprovechando este movimiento conceptual para ganarse ya desde el principio, por lo menos, al público femenino. ¿Con qué identificamos a Rihanna? Con absolutamente nada, por lo que en la Industria no existe. Bueno, sí, pero como si no lo hiciese porque su competencia le ha ganado el duelo, y a estas alturas, no tiene con qué defenderse para remontar. Se podría decir que Rihanna no ha aprovechado todas las oportunidades posibles que le ofrecía el mercado musical.
Que si bien el talento es subjetivo, la imagen pretende captar a todo tipo de segmentos, que aunque a usted le guste el folk, si le estemos vendiendo reggae, va a llamarle la atención porque la imagen es novedosa, innovadora, un completo descubrimiento armónico.
El marketing musical se encarga precisamente de esto, de abrirle un nuevo camino, de romper las barreras de la intolerancia melódica y que se detenga a escuchar, que viaje por mares a los que no está acostumbrado a navegar y comprenda que el talento es importante, por supuesto que sí, pero sin una imagen que lo corrobore, que sepa comunicar todo lo que se puede dar de uno mismo no somos nada.
Esta dichosa imagen le encanta a las discográficas, imagen que muchas de ellas (sin generalizar) suelen utilizar para distorsionar la esencia inicial y diseñarle en un mero producto para satisfacer al mercado. Esto está bien. Los productos que satisfacen al mercado están bien. ¿Pero somos las personas tan maleables como para no incomodarnos el hecho de que nos quiten aquello por lo que nos han elegido? ¿Nuestra naturaleza? ¿Nuestra propio ser? La respuesta obviamente es un rotundo no. Estoy más que de acuerdo con la evolución (musical, personal...) pero tampoco hay que perder el norte. Seguimos siendo personas. Los artistas siguen siendo personas y a ninguna le gusta que le alienen, que le arrebaten lo que le ha hecho diferente de los demás.
Estamos todos de acuerdo en que si estas empresas no cambian la forma de tratar a las personas, deben ser las personas quienes deben cambiar la manera de tratar a las empresas. En el sentido de "estas son mis reglas y mis proyectos, haz que me compren (por mi talento, mi imagen, mi posicionamiento...), NO ME VENDAS COMO QUIEREN QUE ME VEAN".
La idea con la que pretendo que se queden es que tienen que trabajar para no ser remplazables, para que las empresas se peleen por "deformar" su imagen y para que ustedes no se dejen, porque todos podemos ser héroes por un día, pero no todos lo pueden ser eternamente.

18 sept 2014

Haters del Marketing

Hoy me desvío un poco del tema principal del que quería hablar para centrarme básicamente en lo que todo el mundo me pregunta cuando les digo lo que estoy estudiando: ¿Por qué Marketing? ¿No te sientes culpable al estar estudiando algo que fomenta el capitalismo? ¿Y por qué Derecho si gran parte de las leyes en la práctica no aseguran proteger del todo al ciudadano? ¿Por qué Periodismo, si los medios cada vez están más manipulados y son menos fidedignos? Por esta regla de tres, puestos a sacar imperfecciones podemos quedarnos solos. Pero en este caso, se acude a la defensa del capitalismo (cosa seria, señores, que cuando tocamos el capitalismo estamos jodidos, a no ser que seamos Marx) que según algunos, fomenta la publicidad; pero según otros, es la sociedad misma quien lo retroalimenta, lo que sería un feed-back eterno.
El Marketing es psicología humana, es ponernos en la piel de otra persona, es empatía, es decir QUIERO satisfacer a esta persona, quiero averiguar cuáles son sus deseos para adaptarme a ellos. Ojo, he utilizado la palabra deseos y NO necesidades. Esto es sencillo: el Marketing no busca crear necesidades porque, básicamente, es complicarse la vida de una manera muy estúpida: ¿para qué vamos a crear necesidades y a malgastar el dinero en adivinar qué es lo que quieren las personas cuando los estudios de mercado nos lo ponen en bandeja? Por ello, solamente indaga para satisfacer deseos que siempre han estado ahí. Un ejemplo muy claro es el de los nuevos smartphone: TODOS tenemos uno, o en su defecto, lo queremos, claramente, con sus últimas actualizaciones: iOS8, iPhone 6..., sabéis por dónde van los tiros. Ahora bien, nos paramos a pensar para qué sirven los smartphone, y es que ya tengas un Android o un Nokia, tu necesidad es estar comunicado en todo momento. Y yo me pongo a pensar y llego a la conclusión de que, y perdonad la redundancia, estar comunicado (con tu madre, con tu novio, con el mundo...) es una necesidad (no deseo) que siempre ha estado presente en nuestras vidas. El ser humano es curioso, QUIERE aprender (aunque pocas veces lo demuestre); por otro lado, las tecnologías avanzan, surge Apple, todo el mundo piensa que Steve Jobs es un maldito majadero que nos ha lavado el coco con tanta mierda, pero todos sabemos por qué siguen apareciendo nuevas actualizaciones: es lo que quiere la gente. Y fijaos, aquí ha sido el avance, el deseo de progresar y de satisfacer cada vez mejor una necesidad que siempre ha estado ahí lo que ha motivado la innovación.
Por otro lado, como decía Sergio Zyman, durante 14 años Gerente de Marketing de Coca Cola (argumento de autoridad, perdonadme): "El Marketing es vender más productos a más gente por más precio en más ocasiones" y que además sonrían y me quieran, claro. El Marketing es vender. Vender. Vender teniendo en cuenta los deseos de los clientes, por más o menos precio, que al fin y al cabo acaba siendo un número anexo al producto. De aquí lo que verdaderamente importa es el valor. No todo el mundo le da el mismo valor a las cosas: yo no doy valor a unas New Balance, yo no me gasto un duro por ellas; mi vecino del cuarto da valor a las New Balance, desea tenerlas, se compra dos pares por 200 euros. El concepto se ve claramente: das más valor a las cosas que más deseas y no te importa pagar X por determinado producto porque para ti vale eso, o incluso aunque te parezca caro, si lo deseas, lo vas a pagar tarde o temprano.
Que el Marketing consista en vender y no en publicitar, ya que de eso se encarga la Publicidad, explica la existencia de los estudios de mercado: el departamento de Marketing estudia el mercado a través de una base de datos, de encuestas, cuestionarios... como queráis, y tras analizar detenidamente el comportamiento de los consumidores, y nos metemos ya en psicología, llegamos a la conclusión de que X producto se vende más que Y ya sea por precio, por calidad, por distinción de la competencia... ¿Y qué se hace al respecto? En el caso de la empresa que oferta X, obviamente, seguir siendo igual de competitivos o más; en el caso de la que oferta Y, intentar ponerse a la altura de sus competidores modificando los factores ya nombrados. Y si la situación no cambia, la cosa está clara: X sigue en el mercado; Y, no. El consumidor es el rey, con sus decisiones condiciona la vida de los productos. Tenemos todos claro que si no se fabrica no se compra, pero si no se compra tampoco se fabrica. Por lo tanto, el Marketing solo busca satisfacer deseos, oferta lo que hemos demostrado que deseamos, no crear necesidades como todo el mundo se empeñar en pensar.
Por todo ello, se concluye revelando que el Marketing no es lo mismo que la Publicidad (obviamente van ligados pero su función no es la misma). El Marketing vende, la Publicidad anuncia. Anuncia lo que los mercados han analizado del comportamiento de los consumidores como lo que ellos quieren. Otra cosa muy distinta es cómo se haga esa publicidad: si se acude a publicidad engañosa, desleal, racista, sexista o cualquier cosa que dañe la dignidad de las personas o intente engañarlas. Con esto no quiero echarle el muerto, como quien dice, a la Publicidad. Por supuesto, en todos los ámbitos de la vida (en muchos más de los que desearía) existen personas que con sus acciones acaban echando por tierra el esfuerzo de otras, obteniendo una fama que, sencillamente, se han ganado a pulso. Pero eso no quiere decir que todos los que ansiamos dedicarnos a ello queramos o vayamos a engañar a las personas, ganar dinero a costa de ellas o simplemente perjudicar a la sociedad. Queremos saber lo que queréis para dároslo, o sea que por favor, no juzguéis a quienes queremos hacer las cosas bien.




Por último quiero comentar que acepto preguntas, peticiones e insultos, ya que he tocado un tema en el que sé que muy pocos piensan como yo, o sea que agradecería criterio, pero sobre todo, tolerancia.